La carreta fantasma (1912) de Selma Lagerlöf es una novela de tono moral y fantástico que mezcla realismo social con elementos sobrenaturales. En ella, David Holm, un sujeto deteriorado y envilecido por el alcohol y la mala vida, se enfrenta a la leyenda de la carreta fantasma, vehículo espectral que recoge las almas de los recién difuntos y cuyo conductor debe expiar los pecados de su vida terrenal hasta que se le presente un relevo: el último fallecido de Nochevieja del año siguiente. Holm es transportado por la espectral carreta a encuentros con figuras que lo rodearon en vida y fueron víctima de su descarriada conducta, como su esposa, su hermano menor, o la moribunda hermana Edit, que intentó ayudarlo. El relato funciona a la vez como parábola sobre la redención espiritual y como reflejo crítico de algunas tensiones sociales de la Suecia de principios del siglo XX.

Entre el progreso y la reacción.
En la novela conviven impulsos progresistas y reacciones conservadoras que la vuelven ambigua y, por ello, interesante a nivel analítico. Por un lado, Lagerlöf muestra un patriarcado frágil y autodestructivo, incapaz de afrontar obligaciones vitales básicas, en contraste con una comunidad femenina como sostén material y moral; es decir, mujeres que trabajan, cuidan y resisten, mientras los hombres se pierden en la bebida, la violencia y la irresponsabilidad. En cualquier caso, critica también la entrega de mujeres que se consumen física y emocionalmente por tratar de salvar a la canalla, exponiendo los límites y posibles perjuicios de la caridad beata irracional. Cabe destacar que Lagerlöf era lesbiana, algo que no se preocupaba demasiado en disimular o desmentir.
Al mismo tiempo, existe un marco reaccionario, donde la marginalidad lumpenproletaria regada de alcohol se presenta como una enfermedad individual contagiosa, en lugar de una consecuencia estructural de la educación, explotación, la alienación y la pobreza; y donde las vías de redención son la familia tradicional, la piedad y el trabajo disciplinado, concepto inseparable de la ética luterana que impregnaba la sociedad sueca, y no una transformación política colectiva del orden existente, como sí la planteaban obras contemporáneas como La Jungla (1906), de Upton Sinclair.


Destacamos que Selma Lagerlöf fue la primera mujer en ganar un Nobel. Era una candidata ideal frente a figuras como Virginia Woolf, porque ofrecía una combinación peculiar y muy atractiva para la Academia de principios del siglo XX: era mujer, lo que permitía dar una sensación de apertura, pero a la vez su obra estaba enraizada en valores morales y nacionales que no cuestionaban las estructuras sociales dominantes. Mientras Woolf experimentaba con la subjetividad y proponía una crítica radical al patriarcado y a la asfixiante y destructiva realidad del orden imperial-victoriano, Lagerlöf escribía relatos que, aunque sensibles a la miseria y al sufrimiento humano, confiaban en soluciones conservadoras y no desafiaban el status-quo. No obstante, sí fue una firme opositora al nazi-fascismo, algo meritorio teniendo en cuenta su prestigio nacional, llegando a exigir que sus obras dejaran de ser publicadas en la Alemania bajo el control ideológico del Ministerio de Propaganda de Goebbels, a pesar de que allí también gozaba de gran popularidad.
Un hito literario y cinematográfico.


En el plano artístico, tanto la novela de Lagerlöf (1912) como la película-adaptación de Victor Sjöström (1921) constituyen hitos formales dentro de la modernidad cultural nórdica. El libro introduce una estructura fragmentada y circular, que entrelaza presente y pasado mediante relatos insertos y visiones fantasmales, anticipando técnicas del modernismo literario que rompen con la linealidad realista. Su prosa combina naturalismo social y simbolismo onírico, logrando que lo fantástico se inscriba en lo cotidiano sin perder densidad psicológica. Nueve años más tarde, en 1921, la adaptación cinematográfica de Victor Sjöström incide en esos elementos con recursos que marcarían historia: el uso pionero de la doble exposición para mostrar lo espectral, una narrativa visual de flashbacks encadenados y un montaje que refleja estados de conciencia en lugar de una simple progresión lineal, influyendo decisivamente en toda una tradición posterior de cine fantástico y expresionista.

Materiales
- Película completa en YouTube (ajustar los subtítulos a traducción automática).
- Novela en epub – descargable desde esta misma web.
Aquí una cita del malogrado David Holm en sus peores momentos que nos hizo particular gracia:
Conocíamos a una pobre costurera tísica, que adoptaba todas las precauciones imaginables para no contagiar a su hijito. Ella nos contó que un día, en la calle, en ocasión de haberla asaltado un violento acceso de tos, se acercó a ella un vagabundo: «Yo tengo la tisis, también —le dijo—, y el doctor me ruega la mayor prudencia. Me burlo yo de ello. Yo toso en las mismas narices de la gente, y escupo en todas partes; y espero que esto dará resultado. ¿Por qué han de ser ellos más felices que nosotros? Quisiera yo saberlo».
»Se alejó; pero la pobre mujer quedó tan impresionada que estuvo enferma todo el día.
