Gil Scott-Heron (1949-2011) fue un músico, poeta y activista estadounidense, aclamado como uno de los fundadores del rap y una voz fundamental en la lucha por los derechos civiles. Su poesía incisiva y soul crudo sacudieron conciencias al diseccionar el racismo, la podredumbre mediática y las aplastantes injusticias del capitalismo yankee. No en vano, nos consta que fue objetivo del programa COINTELPRO del FBI, al igual que los líderes de las Panteras Negras.

Su The Revolution Will Not Be Televised (1971) fue un himno de la cultura, resistencia y conciencia política afroamericana que caracterizaron al movimiento Black Power en los años 70.

Sin embargo, en sus últimos años neoyorkinos, este legado se vio ensombrecido por una larga batalla contra la depresión y las adicciones, atribuida a las presiones, derrotas y traumas no resueltos.

Tras 16 años de parón artístico, Scott-Heron publica su obra póstuma I’m New Here (2010), un asombroso, oscuro y vanguardista compendio de canciones/confesiones sobre adicción, arrepentimiento y muerte del que la enorme New York Is Killing Me sería un exponente perfecto.

Se trata de un lamento espiritual frente a la alienación, la desconexión y la pérdida de identidad producida por la supervivencia en esta gigantesca y despiadada urbe que ya describió Lorca. El autor desea por encima de todo reconectar con sus raíces.

«I need to go back down south, get my soul saved» («Necesito volver al sur, salvar mi alma»).

El «Sur» —y la ciudad de Jackson, Tenessee, de donde procede— no es un mero lugar físico al que escapar; es un símbolo de origen, de comunidad, de lazos familiares ancestrales y de una espiritualidad terrenal donde su alma puede sanar de las heridas infligidas por los aplastantes excesos urbanos.

En palabras del propio Gil:

La canción se basa en algo que escuché cuando era un niño. Un hombre vino desde Nueva York a visitar a mi abuela (en Jackson, Tennessee). Estaba enfermo, tosiendo mucho, y mi abuela le preguntó qué le pasaba. Él respondió: ‘Nueva York me está matando’.

Palas, picos y cadenas.

Mención aparte merece el simbolismo de la base rítmica. Está construida sobre un sample de una grabación a prisioneros sometidos a trabajos forzados en el Mississippi de 1947, conocida como «Early in the Mornin» o «Murderer’s Home».

El sonido comprimido de picos golpeando la piedra, cadenas arrastrándose y jadeos crea ritmos hipnótico y desasosegante que conecta la alienación moderna de la ciudad con la opresión histórica de la esclavitud de su pueblo. Se diría que los fantasmas del pasado estuvieran clamando desde el subsuelo, transmitiendo que la liberación no está en las oportunidades de la metrópoli, sino en enfrentar y reconectar con ese terrible pasado (y presente) afroamericano.

Góspel gótico.

La canción pasa bruscamente de aquella base carcelaria ‘loopeada’ a un interludio atmosférico y etéreo que simboliza un nítido contraste: se eleva de la queja terrenal y el agotamiento físico hacia un alarido de desesperación espiritual. De esta forma, la línea «God, have mercy on me» (Dios, ten piedad de mí) es una invocación del que ha llegado al límite de sus fuerzas y está al borde de la derrota, atrapado en un presente desdibujado y alejado de su identidad y raíces.

Aquí se juntan dos tendencias: un teclado lúgubre con una reverberación que casi evoca una catedral vacía (soledad, la búsqueda desesperada de un perdón o una liberación que parece inalcanzable) y el góspel, con el que su comunidad interpela espiritualmente y recuerda sus orígenes.

Gil Scott-Heron moriría apenas un año después, a los 62 años, víctima de una neumonía y de una salud muy deteriorada por el SIDA y los estragos de sus adicciones.

Materiales

En este remix de Chris Cunningam hay una fascinante fusión de Scott-Heron con tomas nocturnas y sombrías de una desolada ciudad de Nueva York, pero no se reproduce el tema original:

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